*¿Y por qué no?: ¿El fin lo vale?

Publicado por Ahí está el detalle 19 oct 2009


Estoy harta de despertarme a las ocho de la mañana para ir a trabajar, de lunes a sábado; es el problema de ser estudiante y querer hacer mil cosas más a la vez. Todos los días es igual: me levanto, me baño, me cambio y me voy corriendo a mi trabajo, porque tengo la maldita costumbre de llegar tarde. Llego y acomodo todo en el cyber para que después una bola de chamacos lleguen a jugar X-BOX 360 y me dejen el piso lleno de papitas…
Me choca estar sentada toda la mañana, pero no me queda más que hacer, porque mi tarea o mi obsesión por Internet no me lo permiten. Siempre se me olvida desayunar y tengo que salir a la tienda a comprarme mi lechita y mis galletas, ¿nutritivo, no?

Después salgo corriendo del trabajo porque tengo clase de inglés, ¡ay cómo me mata el camino hasta la escuela!, porque tengo sólo 20 minutos para llegar, de los cuales: 5 se van en correr, 5 más en esperar el pesero, 10 en llegar a CU, otros 5 en caminar hacia la facultad y 20 en saludar a todos los amigos que me encuentro en el camino… y de nuevo llego tarde.

Llega la hora de la comida e intento alimentarme sanamente, pero ¿cuál es mi sorpresa? En la facultad siempre venden lo mismo, deliciosos platillos como tacos de canasta, empanadas, enchiladas de pollo seco, sopes de bistec, gorditas grasosas, chapatas con carne pasada y comida corriente… perdón, corrida. Lo malo es que termino por ceder ante tan suculentos manjares.

Bueno, ya en las clases “normales” me dispongo a entrar con todas las ganas del mundo, pongo atención 30 minutos y luego me pongo a pajarear… a pensar en las tareas que no he hecho, en mi ropa que no he acomodado, en el chico que me gusta, o en la inmortalidad del cangrejo… y otra vez no entendí lo que se habló en clase.

Aquí vamos, salgo de la escuela y lo único que quiero es llegar a mi casa, pero ¡oh, gran desilusión! la fila del pesero siempre está hasta el “gorro”… Está bien, no queda de otra más que esperar y aprovechar esos pequeños momentos libres para filosofar, preguntarme qué estarán pensando las demás personas y ponerme a crear historias en la cabeza.

Estando en mi dulce hogar me siento a cenar y a distraerme viendo el noticiario, pero con lo único que me encuentro es con problemas, ¡ay no!, mejor checo mis pendientes en la agenda y… más problemas. Si no tengo que buscar información para mi programa de radio, tengo que practicar con la guitarra, o hacer trabajos en equipo, y eso si no tengo tarea…

Por fin son las 3 de la mañana, mi hora de dormir… un nuevo día llega y aquí vamos otra vez, pero sin duda, EL FIN LO VALE, ¿por qué no?… y para ti, ¿qué vale tu fin?


Por Gissel A. Portillo

3 comentarios

  1. jaja...muy divertido!...eso nos pasa a varios...la misma rutina de siempre!....muy bueno su blog...pasen a checar el mio....estamos en contacto!...

     
  2. MUY BIEN NIÑA ME GUSTO MUCHO TU TEXTO MUY FLUIDO Y SIN COMPLICACIONES, EFECTIVAMENTE TODOS TENEMOS UN FIN POR EL CUAL VALE LA PENA LUCHAR.

    POR CIERTO SOLO TE FALTA VENDER TAMALES LOS DOMINGOS POR LA MAÑANA EN LA ALAMEDA, Y POR LA TARDE CONDUCIR EL TURIBUS DEL CENTRO HISTORICO, NI LA MUJER MARAVILLA HACIA TANTAS COSAS.

    NO SE TE OLVIDE A TI TAMPOCO EL FESTEJO DE LAS PODEROSAS AGUILAS DEL AMERICA, Y POR FAVOR: AGUANTE BOCA, LA MITAD MAS UNO.

     
  3. Anónimo Says:
  4. A mi no me gustó por dos razones. La primera es porque ya no estamos en crónica, eso fue de géneros II y la segunda porque ¿a quién le importa lo que haces en un día?
    Me dio la impresión de que sólo quisiste mostrarte importante y resultó todo lo contrario.

     

Detallando...

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La curiosidad es lo que define este espacio. Descubrir anécdotas. Analizar particularidades. Escribir sobre lo considerado pormenor. Estudiar ciertos fragmentos de la vida cotidiana. Reflexionar sobre gestos y rasgos sociales y manifestar opiniones fundamentadas. Porque siempre valdrá la pena rebuscar en lo dado por hecho o en lo pasado por alto y, sin querer, nos resulta fascinante. Por eso Ahí está el detalle... para abarcar cualquier acepción del término y aterrizarla en nuestro día a día mediante textos que sirvan para espiar nuestra realidad e intercambiar miradas cómplices...




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