Tentación: "Instigación o estímulo que induce el deseo de algo.
Persona, cosa o circunstancia que la provoca."
Real Academia Española
Nos asusta disfrutar. Nos dan miedo las tentaciones. El placer desde siempre ha sido víctima de culpas ajenas. Hemos desarrollado como humanidad una serie de límites y barreras para permitirnos sentirlo. ¿A qué le tememos tanto?, ¿qué sucede con lo moralmente correcto?
La historia lo ha perseguido y castigado injustamente. Imposible recordar desde cuándo se han castigado diversas formas de placeres que -por ende- se convirtieron en culposos, como el comer más allá de la saciedad, bailar, perder el tiempo, reír a carcajadas, el sexo sin afanes reproductivos, descansar, probar dos sabores distintos a la vez, besar a quien no se debe aunque se quiera…
Huimos desde el aroma de un delicioso postre hasta de unos labios desconocidos. No se nos permite caer a gusto en esos anzuelos, redonditos. Nos mesuramos con temor a una franqueza que no podríamos manejar al no estar acostumbrados a ella. ¿Por qué si todos disfrutamos de más de un placer culposo, no le quitamos el adjetivo? Dejémoslo sólo en placer, en gustos, en disfrutar caer en tentaciones de vez en vez. Olvidarnos a momentos del “qué dirán”.
No se confunda el párrafo anterior como una invitación a prescindir de límites. Son necesarios. Nos ayudan a mantener el equilibrio tanto personal como social. Sin embargo, debemos analizar bajo cuáles nos conducimos, quizá alguno sea prescindible y pudiéramos gozar más de ciertas situaciones u oportunidades.
¿Por qué no gozar de la capacidad perturbadora que una mirada puede tener sobre nosotros?, ¿o del sabor del chocolate?, ¿para qué seguir atesorando sonrisas en las comisuras de los labios? Hay que definir prioridades y distinguir entre tentaciones; descubrir por cuál vale la pena arriesgarse un poco. Después de todo, si presumimos buscar la felicidad en nuestras vidas, ¿conocemos la unidad correcta para medirla? ¿Cómo sabremos entonces si al perdernos de esos minutos, amores, besos, sonrisas, de esos pequeños placeres, no la estamos alejando?
Y… ¿qué sucede cuando nosotros mismos, como personas, resultamos tentadores? ¿Lo disfrutamos? Me parece que todos gozamos ante la idea de provocar sensaciones en el otro. Jugamos con las miradas, las sonrisas; intercambiamos posiciones como objetos del deseo. Sin embargo, la mayoría de las veces toparemos con pared, ya que el temor de uno u otro a que la travesura se salga de las manos frenará aquel mudo diálogo.
Ahí hallamos otro problema: queremos tomar el placer y controlarlo a nuestro antojo, como si de nosotros dependiera el sentirlo o no y cuánto. Él llega a nosotros, nos descubrimos sus víctimas de vez en cuando, pero jamás decidiremos bajo qué estímulos lo sentiremos y bajo cuáles no. El placer disfruta de sorprendernos; quizá por eso el temor, perdemos cada vez más nuestra capacidad de asombro y nos negamos a asumir que existen cosas sobre las cuales no tenemos control alguno.
Dicen que el pecado es el consentimiento de la tentación. Me parece que ya tenemos suficientes culpas. Complazcámonos de vez en cuando. Nos lo merecemos. No perdamos oportunidad de disfrutar momentos, comidas, carcajadas, personas, besos, sueños, que pueden ya no presentarse. Después de todo, sólo se vive una vez.
como siempre muy bueno todo lo que escribes, me agrada mucho su blog. suerte
Hola Sara! Sólo te he escuchado en clase y me parece que tienes mucha seguridad al hablar, pero eso mismo lo plasmas al escribir; me agradó tu texto, es una perspectiva distinta de como se ve el placer, la tentación; que en la mayoría de los escritos, se ve censurado o es lo peor. Además de tu artículo, me agustó mucho como te describes, no es la típica biografía de: yo soy....me llamo..etc. El blog me encantó, por la variedad de puntos de vista y porque los textos son innovadores
De: Muñoz de la Torre Melissa Estefania, Grupo: 0023 (1º Semestre), melivinzoneo@hotmail.com
Hola...muy buen comentario...me gusto mucho tu texto, manejas una interesante idea del placer, estoy de acuerdo contigo no debemos manejar el placer...es una sensación que...cuando llega la debemos de disfrutar...no hay que obligar el placer..sólo vivirlo...los estaré siguiendo tienen buenos artículos...saludos..
SI HEMOS DE BUSCAR UNA PALABRA QUE DEFINA ESTE ARTICULO LO MAS CERCANO SERIA EXQUISITO, ES UN TEXTO EL CUAL PALABRA A PALABRA VA SEDUCIENDO TU MIRADA Y A SU VEZ TU PENSAMIENTO HACIENDOLO RETROCEDER A TODOS AQUELLOS MOMENTOS EN LOS CUALES HEMOS APLICADO EL ARTE DE LA SEDUCCION.
QUE BUEN TEXTO SARA NO CABE DUDA QUE TIENES UN TALENTO NATO , ME DA GUSTO QUE COMPARTAS TU ARTE CON EL PUBLICO FELICIDADES SARA SIGUE ASI VAS POR BUEN CAMINO SALUDOS¡¡
alo aloo
me encanto el articulo.
tienes muchisima razon en lo que dices. yo tambien estoy deacuerdo en tu argumento. considero que todos estamos propensos a estas situaciones, donde nos gustaria hacer cosas que no son bien vistas por la sociedad que nos rodea. considero que son solo prejuicios sociales y morales algo confusos...
felicidades. ojala haya muchos que toquen estos temas.
ana cristina carmona prado. 0023
Hola Sara.
Me agrada que se manejen temas comunes pero en diferentes perspectivas y tú lo hiciste bastante bien en este articulo.
Dejas muy buena reflexión, acerca de como uno mismo se crea la idea de estar actuando mal y nos dejamos modificar por los demás sin saber que solo nos estamos limitando extremadamente a nosotros mismos.
Seguiré leyendo este blog.
Saludos.
Perla Viridiana de la Torre Nieto. 0023
Me gusta mucho tu artículo. Es más, debo hacer una confesión... uno de los grandes problemas que tengo al escribir versa sobre la fluidez de mis ideas... Creo que tú logras muy bien este discurrir de arumentos, felicidades.