EL REY DE LOS DEPORTES
Lo más difícil (comprobado) de hacer en cualquier deporte es golpear con una madera cilíndrica y cónica, una pelota de corcho y caucho con apenas unos 22 centímetros de circunferencia, lanzada a una distancia de 18 metros, que viaja en promedio unas 90 millas por hora, este dato me recuerda que la mejor época del año esta en curso, digo esto como representante de aquellos que amamos el deporte, porque a finales del mes de octubre y principios de noviembre que inicia, se desarrollan las ultimas jornadas del torneo de fútbol mexicano donde se define quien entra o quien se queda fuera de la pelea por el titulo en la liguilla, por otro lado la liga nacional de fútbol americano se encuentra en su mero apogeo a mitad de campaña donde se van definiendo los favoritos para llegar al súper domingo y la serie mundial que se lleva a cabo año con año con el enfrentamiento entre el mejor equipo de la liga americana contra el mejor equipo de la liga nacional por la fechas en que se da este suceso se le conoce también como “el clásico de otoño” por donde se le vea hay deporte para escoger y aventar para arriba pero en esta ocasión mi intención es hablar sobre este ultimo evento deportivo.
Hace poco mas de 106 años se realiza la serie mundial para definir al campeón de la ligas mayores de béisbol en Estados Unidos, entonces el béisbol solo se jugaba en aquel país así que el término de “serie mundial” no estaba mal empleado para nombrar a la serie de partidos que definirían al mejor equipo de béisbol, el primer equipo que gane 4 partidos en 7 oportunidades se queda con el titulo, jugándose cuatro partidos en casa del equipo que mas triunfos haya obtenido en la temporada regular, y tres juegos en el estadio del equipo contrario, esto cambio a partir de 2003 donde el equipo que represente en la serie mundial a la liga ganadora del juego de las estrellas que se lleva cabo a mediados de temporada es el que se queda con cuatro de los siete encuentros de local, señalar que desde que se tomo este formato la liga nacional nunca ha ganado el juego de las estrellas, la serie mundial se ha jugado desde 1903 a excepción de 1904 cuando el presidente del equipo de los Gigantes de Nueva York aludiendo que existía una gran diferencia de nivel entre su equipo y la escuadra ganadora de la liga nacional, que desfavorecía a los Gigantes, se negó a jugar tales encuentros, en 1994 tampoco se jugo la serie mundial de hecho no se llevo a cabo un solo juego de liga debido a una huelga general de beisbolistas.
En Estados Unidos es el deporte nacional seguido por el Fútbol americano, antes en México era igualmente el deporte más popular, hasta la aparición de las televisoras sobre el fútbol, aun hoy en día en la unión americana es una gran pasión la que se vive por sus equipos favoritos, para aquellos amantes del séptimo arte la película “Amor en juego” (Fever pitch) protagonizada por Jimmy Fallon y Drew Barrymore plasma con gran precisión la pasión de un aficionado por un deporte, en este caso el béisbol y en especifico por su equipo favorito (Boston, Red Sox), desde la pretemporada, durante los alrededor de 146 partidos de temporada regular, los playoffs hasta llegar a la anhelada serie mundial y conseguir el titulo, matizada con una historia de amor (algo cursi y fresa), así como en México se vive y se siente el fútbol, lo mismo pasa con el béisbol en el país vecino del norte, los aficionados viven de manera especial cada temporada anual sufren y gozan con su equipo cada juego, aunado a la existencia de 30 equipos a lo largo y ancho del país provoca que haya mas identificación de la población con sus respectivos equipos.
En este año el enfrentamiento final lo protagonizaron los Yankees de Nueva York representando a la liga americana contra los Phillies de Filadelfia representantes de la liga nacional, para definir al campeón de este año, los Yankees contaron en esta temporada entre sus filas con dos mexicanos, el tercera base Ramiro Peña que no fue tomado en cuanta para el roster (alineación) de la serie mundial y el pitcher Alfredo “el patón” Aceves quien solo tuvo actuación como relevista en el quinto partido de la serie con dos entradas completas permitiendo un solo hit sin carreras permitidas y un ponche, con el triunfo de los de Nueva York convirtiéndose así en los primeros mexicanos en obtener su anillo de serie mundial en el equipo de los Yankees y octavo y novenos respectivamente en conseguirlo con cualquier equipo uniéndose a jugadores como Horacio Piña con los Atléticos de Oakland (1973), Enrique Romo con los Piratas de Pittsburgh (1979), Fernando Valenzuela con los Dodgers de Los Angeles (1981), Aurelio Lopez con los Tigres de Detroit (1984), Jorge Orta con los Reales de Kansas City (1985), Erubiel Durazo con los Diamantes de Arizona (2001) y Benjamín Gil con los Angelinos de Anaheim (2002).
Los Phillies llegaron como campeones vigentes ya que el año pasado derrotaron en la serie 4 juegos a 2, a los Rays de Tampa Bay, cortando así con la maldición de William Penn que caía sobre los equipos de la ciudad del amor fraterno, dicha maldición data de marzo de 1987 consistía o consiste todavía para algunos equipos, en que ninguna escuadra de la ciudad de Filadelfia podía ganar algún titulo de sus respectivas ligas, ya sea de hockey, básquetbol, fútbol americano o béisbol, cuando se termino de construir en esas fechas el edificio conocido como el One Liberty Place (288 metros), que sobrepaso, en elevación a la gigantesca estatua de William Penn (fundador del estado de Pensilvania y de la ciudad de Filadelfia) que yace encima del edificio del ayuntamiento de Filadelfia (167 metros) desde donde se dice la estatua vigilaba todo lo que ocurría en la ciudad, se dice que su enojo al verse rebasado por un edificio, provoco que su espíritu no permitiera que ni el equipo de los Flyers (NHL) ni las Águilas (NFL), los Sixers (NBA) y obviamente los Phillies (MLB) lograran alzarse con un titulo desde aquella fecha. Para apaciguar a William Penn durante la Serie Mundial del 2008 los dueños del Comcast Center colocaron una pequeña estatua de Penn en la parte más alta del edificio. William Penn por fin regresó a ser la única figura que ocupa parte del espacio más alto de la ciudad, y así los Pilléis lograron calmar al espíritu y proclamarse campeones por segunda vez en sus historia.
Este año en 6 apasionantes y cerrados juegos, con volteretas, grandes pitcheos, palos de vuelta entera (home run) atrapadas espectaculares y muchas carreras los Yankees de Nueva York se impusieron a los Phillies 4 juegos a 2 el ultimo jugado en el mismismo Yankee Stadium, la casa que Ruth construyó, los míticos mulos de manhattan hicieron valer su condición de favoritos a pesar de tener enfrente al monarca vigente hasta ese entonces, habrá muchas personas que no les agrade estar frente al televisor por alrededor de 3 horas viendo 9 entradas completas entre dos equipos de béisbol pero cuando se trata de partidos serie mundial estos juegos son mas entretenidos tienen un sabor especial aquel que da la adrenalina de los jugadores por demostrar que son los mejores en su deporte, si existen dos equipos que son seguidos por la afición beisbolera mexicana, son los Dodgers de Los Ángeles por su obvia ubicación y por haber contado en sus filas con el mejor beisbolista mexicano de la historia el pitcher Fernando “el toro” Valenzuela y el otro equipo son los Yankees de Nueva York por el simple hecho de ser el equipo mas ganador en la gran carpa, yo soy seguidor de los Bravos de Atlanta, (por si alguien se lo llegó a preguntar) si tenia la oportunidad no deje de seguir esta serie de partidos hasta su culminación el miércoles pasado, ver a los Yankees conseguir su titulo 27 en la historia de la franquicia siendo así la escuadra que mas veces lo ha logrado, es también el cuadro mas caro del béisbol ya que por si solo cuesta aproximadamente 200 millones de dólares por si se animan a comprarlo para navidad, el sexto mas caro de cualquier deporte en el mundo y todo ese dinero genera ganancias durante 7 meses que dura toda la campaña, como ya dijera el gran comentarista Pedro “el mago” Septiem “El béisbol es mucho deporte para ser negocio y mucho negocio para ser deporte”, en todo lo que antes mencionado se encuentra el detalle de porque el béisbol es llamado el “rey de los deportes”.
Por: Arturo Aguilar Mireles
En alguna butaca perdida entre lo más hondo de la oscuridad, una silueta se arquea convulsivamente en plena agonía por la tortura audiovisual (tú, por supuesto). Sabes que te retuerces cual gusano salado con una película como esa y aún así, entraste.
Aquel pequeño pastelillo malévolo te hizo ojitos nuevamente, no ignoras que detona poderosas y molestas burbujas en tu maltrecho intestino (en el mejor de los casos, si es que no terminas acampando en el bien habido tocador) y aún así, te lo comiste.
Te consta que la mosca merodeando los cabellos de tu amor platónico significa mucho más para él/ella que tú; jamás te va a hacer caso, y menos con aquella mirada de loco peligroso taladrándole la espalda cuando pasa junto a ti. Y aún así, ahí estás: el eterno acosador babeante. La lista sigue y sigue.
He aquí una faceta interesante del ser humano. Todas aquellas conductas inexplicables, ridículas y contrarias a la ley natural de la supervivencia responden a un solo y macabro término: MASOQUISMO. La Real Academia de la Lengua Española lo define como: “Perversión sexual de quien goza con verse humillado o maltratado por otra persona” (esperemos no sea el caso más común), o…“Cualquier otra complacencia en sentirse maltratado o humillado”.
Extrapolemos: es imposible encontrar una persona que no posea al menos una actitud como ésas representando su potencial perdición. Es atribuible a la compleja deformación puramente humana el llegar a proceder en contra de bienestar físico y/o mental, ya que, con excepción de contadas especies como los Lemmings –quienes se vuelcan al vacío por hordas en masivo y nada recomendable control poblacional- no está en el orden natural de las cosas el atentar contra uno mismo. Pero ¿por qué se da esto? ¿Ociosidad? ¿Falta de sentido existencial? ¿Depresión? Quizá.
Una mera hipótesis: es factura inevitable de algún hedonismo retorcido, la resaca de la orgía en busca de lo inverosímil. Entre más difícil, más nos relamemos con premeditada malicia. El principio y el fin de la civilización tal como la conocemos. Obnubilados por un malsano enamoramiento, cual Cyrano de Bergerac, de lo más imposible. Sufrimos y gozamos con la fantasía. Lo sabemos y aún así, la idolatramos.
Ahora bien, ¿deberé explayarme en inevitable censura moralina acerca de lo maligno de este masoquismo inherente al ser humano? Por desgracia, no. He rezado hasta el cansancio que todos necesitamos un vicio, pero no por eso dejo de creerlo completamente cierto. Todas esas vetas de sabor culpable, todas las texturas deliciosas, afelpadas y acariciables casi siempre reprimidas, dan vida y consistencia al maniqueísmo que nos gobierna. Uno no puede negar la excitación fuera de toda mesura que nos produce ese pequeño momento de rebeldía, de primitiva autocomplacencia incluso a costa nuestra.
Nos exponemos al eterno remordimiento, a la reprobación social, a la vergüenza, a las burdas habladurías, a que mamá nos reproche la elaboradísima educación que costó lágrimas, sudor, sangre, pus y que hoy parece vana… ¿pero y qué? Si el daño es pequeño, discreto e individual, no tiene por qué ser malo, por mucho que se repruebe. Porque ¿quién conoce realmente las necesidades del ser humano? Todos necesitamos evadirnos, regalarnos un momento de perversa diversión… si no podemos, ¿cómo pueden esperarnos cuerdos e íntegros en un mundo como este?
Por Nathalie Escutia López
El rock urbano es propio de las clases sociales bajas y, por lo general, las bandas que le representan son oriundas de los municipios marginales del área conurbada de la Ciudad de México, como Nezahualcóyotl, Ecatepec, Chimalhuacán, Texcoco, Naucalpan, y muchos otros en los que las condiciones de vida no son muy agradables.
Sepan que no soporto la palabra naco, me repatea el alma, y es que naco es aquel que por venir de la clase obrera tiene una cultura escasa, está atado con fuerza al maldito flagelo de la televisión abierta y rinde culto a San Judas Tadeo. En resumen, naco igual a pobre. ¿Acaso uno elige dónde nacer? Es lo que tenemos: televisión repleta de mierda y el consuelo de la religión ante este maldito mundo de miseria y capital. No conocemos algo mejor que el reggaeton y las telenovelas, ¿y qué hacen los estratos sociales más elevados? Burlarse de nosotros por no conocer a Baudelaire y despectivamente llamarnos nacos.
Se supone que ellos son los cultos, los que leen, y parece que aún no entienden que un pueblo con cultura es la mejor defensa contra el mal gobierno. ¿Por qué, en vez de burlarse, no hacen algo para brindar cultura a la clase obrera, a los “pinches nacos”? No somos malos, es sólo que la vida nos ha tratado mal. No somos nacos, simplemente tuvimos menos oportunidades.
Si bien no veo la tele ni creo en Dios, sí soy pobre, sí soy del barrio y por ende, soy naco; pero un naco conciente de que el gobierno jamás pondrá la cultura al alcance de todos y, como yo, hay otros nacos llenos de rabia y anhelantes de una revolución no de armas sino de ideas. Nacos como ésos que con la frente en alto se dicen rockeros urbanos y hacen canciones para denunciar el mal y la injusticia; llaman a despertar, a actuar, canciones como Acteal que dice: “Ven ya y une tu voz, ven ya para luchar, ven ya Revolución otra vez, como si fuera ayer”.
El rock urbano es propio del barrio y, por ende, sólo los que somos de ahí nos identificamos con sus temas. ¿Qué saben en Polanco del sabor de los huevos con nopales o del dolor que implica dejar a la familia para cruzar el desierto en busca de empleo? ¿Qué saben si el pan nunca les ha faltado en la mesa? Ellos sólo saben de broncas de amor y de la vida color de rosa.
El rockero urbano canta su arte con rabia y voz aguardentosa. Así suena el dolor de la pobreza y la falta de oportunidades. Así suena el barrio, mi barrio. Ésa es su voz, su clamor, su deseo de un mundo más justo. Además no veo por qué andar demeritando este género, si a fin de cuentas vendría siendo la mejor de todas las formas de rock, pues ¿no es cierto que éste nació primero entre las clases sociales bajas, entre los nacos con necesidad de expresarse?
Desde mi punto de vista, no está bien andar por ahí demeritando al barrio; él también tiene sus sentimientos y sus formas de expresión. En todo caso, perdónennos por ser pobres e incultos, por no saber qué es una metáfora y por no saber hacer solos de guitarra como los de los grandes maestros. Retomando el ejemplo del reggaeton: todos dicen que es un insulto sonoro, que está “bien culero” y que es “para nacos”. Yo prefiero no juzgarlo, mejor digo “no me gusta”.
Recuerdo que a cada momento durante mi niñez, siempre cantaba rock urbano, amando el sonido de los saxofones, las guitarras, el bajo, las batakas y las armónicas. Soñando no con ser estrella de rock, sino con emprender un viaje. Comenzar a caminar y no detenerme hasta llegar a no sé dónde. Soñándome libre entre bosques oscuros. Soñando que soñaba en mis sueños los sueños de un soñador que soñaba que sus sueños eran los sueños de un viajero que soñaba tanto que parecía muerto. Mas la verdad es que “si miras mi sosiego, si piensas que tengo sueño, si notas que estoy cansado, tal vez un poco fatigado, no estoy muerto, simplemente estoy durmiendo, simplemente estoy cansado de vivir la vida así: estoy en crisis. No estoy muerto, simplemente estoy un poco cansado*”.
Lo que muchos de estos consumidores “ignoran”, son las consecuencias que este suplemento puede ocasionar al ingerirlo constantemente. Empresas como Burguer King, Domino's, Kentucky Fried Chicken y por supuesto McDonald´s, son sólo algunas compañías que difunden la conocida y mencionada “Fast Food”, invirtiendo en ingredientes de baja calidad y dudosa procedencia, teniendo como resultado enormes cantidades monetarias, pues el consumo indiscriminado de los individuos (principalmente de los niños) es cada vez mayor.
Dicha comida transgénica contiene como ingredientes primordiales grasas y azucares dañinos al cuerpo humano, por lo regular bajos en fibras, vitaminas y minerales. Trayendo como consecuencia problemas a la salud tales como: obesidad y sobrepeso, diabetes, hipertensión, problemas cardiovasculares entre muchas otras.
McDonald´s es uno de los consorcios principales de la actualidad que más ganancias obtiene cada año y que por ende está mayormente difundido en la población mundial y mexicana. La publicidad funge entonces un papel importantísimo para la difusión de dicho producto, haciendo una sociedad cada vez más dependiente y consumista de ellos.
El objetivo principal son los niños, ya que la mayoría de los comerciales y anuncios publicitarios se basan en la armonía de los colores y una “atractiva mascota” (un payaso) llamado Ronald. Otro anzuelo que utiliza dicha empresa son los juguetes que vienen junto con la cajita feliz y los espacios recreativos que hay dentro de cada restaurante, tales que influyen notablemente en los pequeños, quienes resultan ser los más afectados.
Existe un documental interesante: “Super size me” de Morgan Spurlock donde se muestra cómo el consumo inmoderado de la comida rápida ocasiona graves daños a la salud. Morgan Spurlock como variable del experimento pone a prueba la resistencia de su propio cuerpo y durante 31 días consume hamburguesas y cualquier producto vendido en McDonald’s. En sólo un mes aumentó más de 13 kilos, su nivel de colesterol subió y sus riñones sufrieron desgate debido al exceso de grasa, entre varias consecuencias que fueron monitoreadas continuamente.
Se propuso que la empresa explicara las secuelas que fueron notables en el sujeto, pero fue evidente que McDonald´s no quiso declarar al respecto, ya que no le convenía hablar sobre los químicos que utiliza para la conservación de la comida, la destrucción natural para la construcción de sus edificios o el maltrato injustificado que padecen los animales sacrificados.
El detalle está en que si bien todas estas empresas de comida rápida nos han atacado con invariables productos, ¿hasta dónde estamos dispuestos a permitir que el control de estos consorcios prevalezca en nuestras vidas? La respuesta es sencilla pues queda en nuestras manos su permanencia en el mercado, y por salud propia nuestro bienestar.
Por Nancy Herón López
La escena: mi tía abuela, Margarita, acompañada por una de sus sobrinas, acercándose con la cabeza cubierta por su mantilla a la viuda.
Lo inolvidable: con gesto acongojado, sin entablar contacto visual en ningún momento, mi tía abraza a la viuda -quien solloza cabizbaja- y suelta un: “Muchos días de estos, muchos días de estos…”.
La reacción: por supuesto, la sobrina -con sonrisa de disculpa y cara de incomodidad- le aclara que en estos eventos eso no se dice, que la frase buscada era otra y la apresura, entre risitas, a salir de la sala.
¿Qué quiso decir mi tía? Seguramente un “mi más sentido pésame” o “mis condolencias”; “sentimos mucho su pérdida”, o de menos “lo lamento mucho” (para hablar a nivel personal y no involucrar a toda la familia sin que se entere). Quizá, apostando a verle lo positivo, un “todo va a estar bien”; o incluso, un metafísico “allá está (o va a estar) mejor…” (lo que sea que esto signifique).
Estamos acostumbrados a reaccionar como autómatas ante los ritos que involucra la muerte. Los abrazos fríos y solemnes se ven al por mayor mas no se sienten. Las frases prefabricadas retumban en los oídos de los dolientes sin pausas ni prudencia. El tiempo transcurre de manera sumamente distinta para ellos y los otros individuos que llenan la sala; distinguir a qué categoría pertenece cada persona resultaría tarea sencilla.
En los funerales, lo sombrío está presente en las ropas de los asistentes y casi siempre en sus gestos. Nunca falta quien dice: “¡Hombre! ¡Tanto tiempo sin vernos!” y para cumplir socialmente, agrega en un tono lúgubre y cara de culpa: “Lástima que sea en circunstancias como ésta caray… ¿Lo conocías?” Y de ahí puede surgir una animada conversación donde es recurrente acordarse y charlar de viejos tiempos, actualizar teléfonos, descubrir lo sucedido en la vida del otro, rompimientos, romances, trabajos, pero eso sí, en voz baja para no ofender ni al muertito ni a la familia.
Después de “cumplir” con nuestra presencia en dicho evento, siguen los rosarios, esas citas diarias y nocturnas donde las oraciones son repetidas una y otra vez a modo de mantra para después poder pasar al cafecito, el pan dulce o las tostadas. Ahí ya se vale reír y platicar a gusto. Los hijos de la persona difunta (y algún otro acomedido) se encargarán de que estemos bien atendidos. Por supuesto, tampoco faltarán los abrazos y los “más sentidos pésames”.
¿Será que de plano no somos capaces de manejar las emociones tan complejas que involucra una muerte como el dolor, la pérdida, la tristeza, la ausencia, el enojo? ¿Por eso recurrimos a las frases vacuas? No nos resulta indiferente el fallecimiento de esa persona, eso es un hecho. Así sea por compromiso, finalmente nos encontramos en estos eventos, para acompañar a los vivos o para recordar y despedir al que yace exánime. Sin embargo, desconocemos el cómo conducirnos ante estas circunstancias.
Una posibilidad es que partamos del miedo a provocar más dolor al otro. ¿Y si nuestras palabras no reconfortan a quien las escucha, o incluso llegan a empeorar su sentir? O más llana y simplemente: ¿y si quedo mal? Tememos esto a tal punto que preferimos refugiarnos en palabras o frases “comodín”, cascarones cuyo contenido no es relevante mientras ayuden a sobrellevar la incómoda situación.
Yo propongo apostar por la franqueza. Una ausencia no decidida jamás será grata. No hay por qué empañarla con frases huecas que terminen como sonidos indiferentes ante los oídos de quien necesita escuchar palabras significantes.
Si no sabemos qué decir, mantengámonos en silencio. Si desconocemos cómo actuar, sólo adecuémonos respetuosamente para brindar una sensación de apoyo, si es lo que deseamos. Y de no ser así, ¿qué hacemos vestidos de negro y con cara de hastío viendo el reloj? No permitamos que el compromiso nos involucre en este tipo de situaciones donde nuestra presencia es completamente dispensable. Como diría mi tía Margarita: “Mucho ayuda el que no estorba”. Descanse en paz.
Por Sara Villegas Ramos
Hay que ser realistas, en la época de la compra-venta, todo se vuelve una mercancía, un bien o un servicio. La Constitución no escapa a dicho principio pues es explotada por el Estado para satisfacer los gustos y placeres de unos cuantos hombres privilegiados.
Con las últimas reformas hechas a la ley mexicana por el aparato de gobierno, se ha beneficiado a algunos sectores de la sociedad para que sigan aumentando su poder capital y, así, puedan seguir disfrutando de las caricias y cobijo de una meretriz en la oscuridad de la noche.
Mientras tanto, el pueblo, la sociedad o los ciudadanos en general, no gozan de los mismos servicios que la Constitución ofrece a los hombres con dinero porque el poder económico determina la cantidad de bienes y servicios que las personas pueden disfrutar en la actualidad. La población no puede pagar las altas tarifas que la ley impone para su cumplimiento.
Resulta muy evidente que en la práctica la Constitución no cumple muchas de las garantías humanas que sus páginas contienen. Por ejemplo, ¿quién no recuerda la masacre de Acteal en Chiapas o la represión de la huelga de 1968 y 2000, las agresiones en Atenco o la violencia en Oaxaca? Tan sólo hay que ser ciudadano de un país como México para percibir las mentiras y falacias que las líneas de nuestra máxima carta contiene.
¿Acaso no es el pueblo de México víctima de delincuentes de cuello blanco, llamados burócratas, que no hacen más que acrecentar sus arcas a costa del esfuerzo de la sociedad en general? ¿No andan libres por las calles, y con los mejores honores, aquellos que han endeudado y empobrecido a más de 50 millones de mexicanos? ¿No es acaso una falacia que las personas encargadas de hacer valer la ley sean los mismos que la utilizan para satisfacer sus propias pasiones y deseos?
Por Marco Alonso Sánchez Ledesma
Los jóvenes tendemos a ser muy impulsivos y buscamos la manera de expresar nuestro sentir de diversas formas: algunos bailando, otros grafiteando, tocando algún instrumento, con la manera de vestir y más. Por ejemplo, los llamados emos se caracterizan por su aspecto físico y por su manera de mostrar su descontento por medio de la agresión.
Hay grupos de jóvenes o tribus urbanas que manifiestan sus malestares por medio de la violencia, intransigencia, delincuencia, consumo de drogas, racismo, etcétera. Pero, ¿en realidad el mundo tiene la culpa de nuestra rebeldía? ¿Somos rebeldes con causa? Creo que la respuesta a las dos preguntas es no.
Un error muy grande que cometemos la mayoría de los jóvenes es no pensar bien las cosas antes de hacerlas (quede de manifiesto que no estoy generalizando, hay varias excepciones).
El problema, creo yo, radica en la justificación de la rebeldía. Qué perseguimos, a dónde queremos llegar, qué queremos cambiar, cuál es el objetivo de nuestras acciones... Son preguntas que nos deberíamos plantear antes de actuar a favor o en contra de algo.
Es cierto que tenemos toda la libertad de proceder como mejor nos parezca, y no se trata de reprimir absolutamente nada, pero nuestras acciones determinan el tipo de futuro que vamos a tener y, como dicen por ahí, violencia genera más violencia.
Debemos tomar en cuenta que todo lo que pensamos y hacemos tiene repercusiones en nuestra vidas, todo lo que das recibes. Por supuesto debemos hacer algo para cambiar lo que no nos gusta de la sociedad o de nuestra vida personal, pero la mejor manera de comenzar es por uno mismo.
Pensar antes de actuar es lo ideal. La rebeldía sirve para mucho más que para pelearnos con nuestros padres, o escapar de las responsabilidades, por el contrario, sirve para adquirir nuevos compromisos que debemos asumir, y qué mejor que hacerlo por un buen fin: seamos rebeldes con causa.
Por Gissel A. Portillo
Qué divertido era jugar con un zorro, un sapo, un halcón y un conejito arriba de sus naves espaciales en Star Fox; elegir al soviético Zangief , al brasileño Blanka, al hindú Dhalsim, al estadounidense Ken o al japonés Ryu para librar una feroz batalla en Street Fighter; jugar con los hermanos -y siempre amigables- fontaneros italianos Luigi y Mario que junto con su caballo Yoshi trataban día con día salvar a la princesa de las garras de Bowser en Mario Bros del Súper Nintendo (SNES).
Este tipo de juegos todavía existen, es indudable que el mercado fuerte de los creadores de videojuegos son y seguirán siendo los niños. Antes si una persona que rebasaba los veinte años agarraba un control y se entretenía con un videojuego era tachado de “nerd”, infantil o inmaduro porque esas actividades estaban exclusivamente dedicadas para los chicos. Con el paso del tiempo, tanto las personas como los videojuegos han evolucionando; los controles se vuelven más sofisticados con artículos mas complejos, ya no es sólo un control con dos botones o con seis y una cruz como palanca, ahora se basan en una interacción más elaborada como poder tocar todos los instrumentos de una banda de rock a escala, una pistola o un volante conectados vía bluetooth, que requieren un manejo mas complicado.
Para jugar al tenis necesitas una raqueta, una pelota y una red, además de un espacio abierto muy amplio. Para boxear necesitas unos guantes, un ring y un contrincante de similar estatura y peso. Para manejar un fórmula uno necesitas un automóvil de carreras fabricado por Ferrari o McLaren y una pista de asfalto. Ahora eso ya no es necesario. Xbox, Play Station y por supuesto Nintendo Wii, se han dedicado a multiplicar los títulos de carácter interactivo (sobre todo este último) donde con un control puedes jugar al tenis, boxear, ser un atleta de juegos olímpicos o manejar un auto de carreras con un volante, esfuerzo que demanda una sincronización de movimientos corporales y fondo físico. Todos esos son requisitos que un niño difícilmente puede reunir.
La interactividad no se limita a consolas más complejas sino al uso que se le puede dar, como la combinación con Internet, con el cual se puede jugar en línea con otra persona que no se encuentra en la misma habitación que tú, tal vez ni en el mismo país.
Mark Zuckerberg creó Facebook en febrero del 2004, siendo aún estudiante de la Universidad de Harvard. Inició como un sitio web gratuito para estudiantes. Con el tiempo la demanda de usuarios fue creciendo, distintas universidades pidieron el software, y en tan sólo dos años Facebook tenía cobertura sobre todo el territorio estadounidense, gran parte de universidades de la India e iniciaba su versión para Alemania.
Las redes sociales no son invento de Zuckerberg. La idea de una web mundial nació de David Bohnett creador de Geocities. Para 1990, Geocities llegó a ocupar el tercer lugar de visitas mundiales en la red. Antes del Caralibro, surgieron distintas redes como Messenger; Myspace, red social que por primera vez agrega un espacio creado por el propio usuario, aunque curiosamente limita el contenido de cada micro página; Hi5, creado para aquellos que no supieron utilizar los layouts (etiquetas) de Myspace; Twitter, y un sinnúmero de espacios virtuales más.
Actualmente, Facebook ocupa el segundo lugar con más visitas virtuales, detrás de Google. Contiene el mayor número de afiliados con 300 millones, quienes invierten 8 billones de minutos en el sitio web cada día. Sí, leyeron bien: 8 billones de minutos robados al ocio, a leer un libro, escuchar música, ver una película o sacarte un moco.
Pero, ¿qué es lo que hace tan atractivo al Caralibro? Cuenta con una base de datos inmensa que permite tener amigos en todas partes del mundo desde México hasta Xanadú. Gracias a los millones de usuarios se han formado grupos con fines comunes como: “Amo reventar globitos de aire”, “Soy creyente de la amistad entre el hombre y la mujer pero si puedo te doy”, y “Todos unidos para que Odessa quite su foto”. Existen 45 millones de estas comunidades en activo.
Existe otra opción llamada “el muro” o “la pared”, donde se publican los comentarios sobre tus fotos que “amigos” de Singapur escriben en una mezcla extraña entre inglés y mandarín. Los gifts (regalos) son íconos que contienen un mensaje y se publican en el muro para que todos puedan ver que alguien te felicitó por tu primera verruga en la nalga, lo cual provocará varios comentarios sobre el gift enviado por tu amigo de Singapur felicitándote por ella y en donde verás un mensaje de un amigo de Kuwait invitándote a comentar sobre su foto donde él tuvo su primera verruga en la nalga y además te invitará a el grupo “Mi primera verruga en la nalga” donde se discutirá en el foro sobre si hacer o no una aplicación, ya sea un quiz o un mini juego en flash, o sobre ponerle a tu nalga distintas verrugas con diferente textura y color.
Una vez hecha tu verruga al gusto, pasas a utilizarla día a día; pero, ¿a tu verruga o a los usuarios del foro de la verruga se les ocurrió leer las condiciones y políticas de Facebook antes de aceptar entrar a la comunidad? En las políticas se escribe:
“Cuando usas Facebook puedes configurar un perfil personal, establecer relaciones, enviar mensajes, realizar búsquedas y consultas, planificar eventos, agregar aplicaciones y transmitir información a través de varios canales. Nosotros almacenamos esta información para poder darte servicio y ofrecerte características personalizadas. En la mayoría de los casos, guardamos los datos de forma que puedas volver a ver mensajes que has enviado, o puedas ver fácilmente tu lista de amigos. Cuando actualizas información, normalmente conservamos una copia de seguridad durante un período de tiempo razonable para permitirte volver a la versión anterior”.
Es decir que Facebook tiene la facultad de almacenar información, fotos, comentarios, direcciones, teléfonos, emails, por un tiempo que no define mas denomina razonable. ¿Qué es “razonable” para Zuckerberg? A fines de octubre de 2007, la súper red vendió el 1,6% de sus acciones a Microsoft a cambio de $240 millones de dólares. ¿Con qué fin? Facebook le concedía a Bill Gates acceso a la base de datos de 300 millones de usuarios para darle a conocer un gusto común de necesidades que los usuarios comentaban en cada pared.
Por si fuera poco, en las condiciones de uso (las cuales se encuentran en inglés incluso para los usuarios de Latinoamérica) se menciona que la compañía tiene la capacidad de modificar sus políticas sin previo aviso y por tal motivo te invita a leer ese apartado con regularidad.
El 4 de febrero de este año Zuckerberg añadió una nueva cláusula sobre privacidad en su contrato con los usuarios, en la cual advierte que adquiere los derechos de forma “perpetua” de todos los contenidos que se suban a la web, ya sean videos, fotos o textos. Si mueres o cierras tu cuenta, Facebook es dueño de todo el material contenido en tu página. Por demás está mencionar el uso que delincuentes le dan a esta página para realizar secuestros y amenazas. Y peor aún es pensar sobre el manejo que dará Zuckerberg a la cantidad de información que tiene en las manos.
Al parecer la afirmación que hacía Andy Warhol de que un futuro todos tendríamos nuestros quince minutos de fama se aproxima rápidamente. Nuestra generación se mide hoy por un aparentar, ser a través de. Un narcisismo encaminado a descubrir que vales más por lo que otros creen y que eres mejor si cientos de personas comentan tu foto de ayer. Los invito a explorarse y perder el tiempo sintiendo su corazón. Quizás en algún momento lo escuchen rumorar lo que ustedes son. Si gustan de más información u orientación sobre cómo cancelar su cuenta, me lo postean por Face. Gracias.
Su majestad... el chisme
Steve Vilchis
Con sinceridad les puedo decir que prefiero ver esta clase de historias a tener que esperar trescientos y tantos capítulos de una historia sobre la María en turno (Mercedes, la del barrio o Marimar) para que el final siempre sea el mismo: "Y vivieron felices por siempre". En la actualidad, las historias presentadas en la televisión mexicana muestran las mismas estructuras: la buena sufrida, la mala muy guapa, el joven apuesto con el que todas desean tener una relación, y ¡tarán! se tiene como resultado la típica historia de la Cenicienta.
My Lovely Kim Sam Soon, al contrario de las telenovelas mexicanas, narra las desventuras de una madura repostera llamada Sam Soon, la cual busca por todos los medios posibles hacerse de su propia cafetería. En sus planes de vida no está el que alguien la mantenga por siempre, sino que, la persona con la que pase el resto de su vida comprenda sus deseos de superación y la apoye en sus decisiones.
Por su parte, Jin Hun intenta zafarse del control de su madre ya que después de que él sufriera un grave accidente, se ha dedicado a buscarle una esposa. Lo que Jin Hun busca es que su restaurante “Bon Apettit” se convierta en uno de los mejores de la ciudad. Y para ello necesitará de la ayuda de Sam Soon, quien resulta ser una experta en repostería francesa.
Conforme la historia va desarrollándose, surgen diversas preguntas sobre el desenlace de la historia debido a que otros personajes entran en la trama y hacen mucho más complejo el final. En innumerables ocasiones llegué a pensar que alguno moriría o que en la mejor de las circunstancias terminarían juntos. Sin embargo, tras 16 episodios, el final fue completamente distinto a lo que me imaginé; no se pareció en nada a las telenovelas de aquí.
Además de ser mucho más corta, My Lovely Kim Sam Soon, telenovela coreana, demuestra que más allá de la historia de la Cenicienta, se pueden desarrollar tramas mucho más complejas en menos episodios y así ofrecerle al televidente finales inesperados.
Sam Soon es el claro ejemplo de que la televisión puede mostrar cosas distintas, no estereotipos donde las chicas tienen cuerpo de super modelos y quieren casarse con chicos ricos que las saquen de pobres. Eso es aburrido y no me transmite nada, sólo demuestra que el ingenio de los productores va en decadencia y que para ellos no existe más nada que no sea María, la del barrio.
Ojalá algún día las telenovelas de aquí dejen de utilizar la misma historia maniqueísta de siempre, pero sobre todo, de aumentarle capítulos cuando los ratings de audiencia suben. No deseo seguir viendo tramas reutilizadas hasta el cansancio, busco algo que me demuestre que existen más cosas además de esperar que alguien me resuelva la vida.
Señores productores: si ya no pueden inventarse historias prometedoras y entretenidas, mejor busquen otra cosa de qué vivir.
Por Lizbeth Alcibar