Necesito mi celular

Publicado por Ahí está el detalle 28 oct 2009


¿Te ha ocurrido la terrible desgracia de perder tu celular? ¿Sientes que te hace falta una parte de tu cuerpo o de tu alma? ¿Crees que has perdido un elemento importante de tu integridad? Si has contestado afirmativamente estas preguntas, no te preocupes, pues no eres el único que sufre de ese malestar que no tiene razón de ser.

Cuando una persona extravía su teléfono móvil, pierde más que un dispositivo de alta tecnología. Pierde mínimo 50 contactos, 50 fotografías, 50 mensajes de texto, música, radio, temas, tonos, y muchas pero muchas satisfacciones.

Sin embargo, perder un celular no es perder la vida. Se trata sólo de un pedazo de plástico que cuesta tanto como cada persona desee pagar. No es una parte esencial para poder vivir, no es oxígeno, ni agua, ni sangre, es sólo eso, un aparato que nos permite comunicarnos y que hace la vida más fácil.

Lo que lleva a las personas a depender de su celular es la misma sociedad posmoderna, la pregunta: "¿Tienes celular?" se ha convertido en la exclamación "¡Dame tu número de celular!" Es decir, damos por hecho que el otro cuenta con uno de estos aparatos y de no ser así preguntamos: "¡¿No tienes celular?!" como si fuera una obligación de los ciudadanos mexicanos poseer uno.

Más bien se trata de una de esas necesidades creadas, en las que el mismo sistema provoca que cosas tan insignificantes como el teléfono celular pasen a formar parte de las necesidades cotidianas de las personas. Ése es el detalle, dependemos, queramos o no, de todas las facilidades que nos ofrecen los avances tecnológicos y no podemos mantenernos ajenos a ello. Sin embargo, no es estrictamente necesario tener uno siempre, es fácil vivir sin él.

Existen muchas formas de perder el teléfono celular. En el peor de los casos, alguna persona armada puede acercarse y amenazar hasta conseguir ser poseedor de las pertenencias del otro (entre ellas el celular). También puede ser que se extravíe, que se quede olvidado en algún lugar o que simplemente uno no sepa dónde lo dejó. Quizá robo sin violencia, donde el delincuente introduce su mano en el bolsillo de la víctima y saca el teléfono como si se tratara de lo más normal del mundo.

Ése es mi caso: alguien osó tomar mi teléfono del bolsillo de mi chamarra. He perdido esa parte tan importante de mí, pero han pasado ya algunos días y no me ha hecho falta en absoluto un teléfono móvil. No me siento incompleto ni mutilado; eso sí, no tengo contactos, por lo cual agradecería que dejen sus números debajo de este escrito...

Por Omar Said Arrieta Torres

5 comentarios

  1. Amiguo querido me agrada tu modo de escribir, simepre tan ameno, entendible y sencillo. Parece como si te estuviese escuchando y en realidad eso me agrada. Mmm cuidado probablemente la próxima ocasión que comente no sea tan grata como ésta. Saludos...

    Atte: Nancy

     
  2. DiegoHarp Says:
  3. Hola:

    Me gusta el tema de tu artículo. Es de esos temas en los que me pregunto "¿por qué no se me ocurrió a mi?".

    Me pareció que ese penultimo párrafo no tiene sentido. Lejos de eso me gustó mucho.

    Felicidades.

     
  4. Buen tema, sencillo pero provoca a reflexionar.

    Gracias a ti hora lo pensare cuando diga “Dame tu numero” en vez de “Tienes celular”.

    Muy bien!!!

     
  5. No coincido en que sea una necesidad creada. En una ciudad como la nuestra es necesario ser localizables, aunque sea mediante la voz. Otra cosa es que seamos tan fetichistas, que le otorguemos un papel tan preponderante, casi de totem, a nuestrso teléfonos celulares

     
  6. Más que ser necesidad creada, es necesidad explotada: la de comunicarse.

    Y efectivamente, es horrible perder el celular jajajaja. Se van demasiadas cosas, como tú dices.

     

Detallando...

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La curiosidad es lo que define este espacio. Descubrir anécdotas. Analizar particularidades. Escribir sobre lo considerado pormenor. Estudiar ciertos fragmentos de la vida cotidiana. Reflexionar sobre gestos y rasgos sociales y manifestar opiniones fundamentadas. Porque siempre valdrá la pena rebuscar en lo dado por hecho o en lo pasado por alto y, sin querer, nos resulta fascinante. Por eso Ahí está el detalle... para abarcar cualquier acepción del término y aterrizarla en nuestro día a día mediante textos que sirvan para espiar nuestra realidad e intercambiar miradas cómplices...




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