Ahí está el detalle...

Por un apenado M. P. Buendía :-(

Estimada personita que tiene la atención de quemar sus pupilas con el malhadado brillo azulado del monitor, me dicen que al escribir pareciera que no pienso en usted. Eso ha sido como clavarme una aguja bajo las uñas, me ha dolido y me siento un mediocre remedo de lo que debe ser un escritor patético. Cómo pude no haberme detenido a pensar que si usted está ahí quemándose los ojos no es para buscar su propia ceguera, sino para que tipos como yo le digan algo. Me disculpo por el mediocre texto de la semana pasada, en el cual no hice sino expresar algo que a usted ni le importa ¿Cómo pude creer que los sentimientos humanos en mi corazón destrozado pueden ser de su interés, cómo pude pensar siquiera en dar a entender que todo es mejor con leche rosa? ¿Acaso la estúpida leche nos va a sacar de la crisis, ella va a derrocar al espurio o sanará la influenza? Fui un tonto y lo lamento… cómo decirle a un huérfano que su miseria es más llevadera con leche rosa, o a FeCal que, con un trago de la misma, sus tranzas le sabrán mejor. Me disculpo en nombre de la leche rosa.

Ahora veo el tamaño de mi estupidez. Usted quemando sus ojos y yo escribiendo borracho. Personita, no escriba borracho -a menos que sea un poeta maldito, de lo contrario busque otro vicio o de plano escriba sobrio-, que no le pase lo que a mí, no termine escribiendo estupideces y absurdos. El alcohol es malo, saca lo más profundo de la persona, es como un catéter en el corazón. Por eso es tan bueno: aligera la carga y hasta saca inspiración. En resumen es un arma de dos filos que uno debe aprender a controlar. Yo no lo hice, y míreme ahora, redactando estas líneas lleno de pesar y arrepentimiento. Escribí lo que sentí en un memento de incomoda melancolía, escribí porque me pidieron que lo hiciera, no por que lo sintiera. Mi cabeza terminó hecha nudos y el resultado final fue un texto de contenido idiota y manchado con sentimientos que a nadie incumben salvo a mí. Me dijeron que mejor escribiera un diario. Sí, quizá debería escribir uno para vaciar allí mis penas y alegrías, así mi tarea periodística se limitaría sólo a eso.

Me habría gustado mucho hacer uso de algunas líneas para argumentar por qué uno no debe escribir borracho, pero supongo que eso ya de sobra se ha entendido. Escriba como desee, pero piense siempre que si escribe es para sacar algo de dentro, algo que le lastima y quiere expresar. Pero daría lo mismo que no lo escribiese si nadie lo lee. Si uno escribe es para que lo lean. Hay que tener eso siempre muy presente, por eso hay que escribir bien, y hay que decir cosas importantes, de trascendencia para los lectores, no bobadas sobre leche rosa o disculpas al lector.

Sabes personita, me ha dado gusto decirte estas palabras en mi triste congoja, pues sé bien que entiendes y que sabrás perdonarme. Espero el futuro traiga mil y un bendiciones a tu vida. También espero nunca más tener que molestarte con mis disculpas. Júralo, nunca más gastaré la belleza de tus ojos lastimándola con palabras hechas mierda en un texto de porquería. Ya he aprendido mi lección.

Dile a esa chica que por ella me he estado comportando como un idiota, que desde que le entregué mi corazón no soy el mismo y sólo me siento vacío. Dile que recordaré su sonrisa donde sea que sople una brisa; que mi corazón es suyo y nunca se lo podré quitar, pues con un fuerte cerrojo lo tiene guardado y de él estoy vedado. Te juro personita, que ya no pensaré más en mi corazón entregado, te juro que no volveré siquiera a mencionarlo. Es más, de esa bella dama de diáfana mirada y sonrisa de sol, empezando a olvidarme estoy. Pero qué más da si la olvido o no, igual me quedo sin corazón, en un papel se lo obsequié, así que ya me chingué. Ahora perdí la razón, me quedé sin corazón y sin nada de amor… a ver de aquí a ocho días que dice mi maldita inspiración.

Siempre tuyo M. P. Buendía